Según indica la organización Barcelona is not Catalonia lo que actualmente se conoce como «Tabarnia» es un territorio con una personalidad y características diferenciadas a las del resto de Cataluña. Ni mejores ni peores pero diferentes, propias y singulares. Trataremos de explicar el punto de vista de esta organización empezando por contar los orígenes de Barcelona:
Ha habido influencias mutuas a lo largo de los siglos entre Barcelona y Cataluña, pero si las similitudes son innegables también los son las diferencias.
Los orígenes de Barcelona se remontan a varios asentamientos de los layetanos, un pueblo íbero, que a diferencia de los griegos que se asentaron en Ampurias y Rosas (Gerona) o a los romanos que se asentaron en Tarraco (Tarragona) sí eran originarios de la península. Puede afirmarse por tanto que los orígenes de los barceloneses están más vinculados al resto de la península que los catalanes.

El propio nombre de Barcelona o Barcino proviene, según los estudios más fiables, del tiempo de los íberos. Así lo afirma el filólogo y etimólogo Joan Coromines i Vigneaux. No obstante en el año 15 a.C. el nombre de la ciudad pasó a ser Colonia Faventia Iulia Augusta Pia Barcino.
Tras una ocupación romana de cuatro siglos (del I al V d.C.), surgen algunos usurpadores al trono de Roma que toman precisamente a Barcelona como capital, es el caso de Máximo de Hispania (años 409-422) y Sebastián (año 444). Nótese que Máximo es conocido como “de Hispania” y no de “Cataluña” pues aparte de que la palabra Cataluña es un invento posterior, Barcelona ya desde la antigüedad se ha considerado un territorio fuertemente vinculado al resto de la península.
Tras el período romano la ciudad es ocupada por los visigodos que la escogen como capital de un nuevo reino. El primer rey visigodo de la península, Ataúlfo, sitúa a Barcelona como capital del reino cristiano visigodo en el año 414 d.C. Un estado que llegaría a gobernar toda la península ibérica durante casi 300 años.
En esta época ciudades otrora importantes como Tarraco (Tarragona) decae y pasan a ser de segundo orden. La preeminencia de Barcelona en la región viene de antiguo.

¿Sabías qué?
Barcelona ha sido en tres ocasiones capital de estado:
1) Capital del reino visigodo de Ataúlfo desde el año 414 hasta el traslado de la capital a Toledo.
2) Capital de España para los territorios que se mantenían fieles al pretendiente Carlos de Austria, coronado rey de España en Barcelona con el nombre de Carlos III, durante la Guerra de Sucesión Española entre 1706 y 1715.
3) Brevemente capital de España en 1939, para aquellos territorios que permanecían fieles al gobierno de la república, durante la Guerra Civil Española.
El rey visigodo Ataúlfo, se casó con Gala Placidia, hija, hermana y madre de varios emperadores del Imperio Romano de Occidente. Barcelona llegó entonces a emitir moneda imperial (y no provincial) por lo que la importancia de la ciudad era máxima.
En el año 711 los árabes invaden toda la península y ocupan el territorio de la actual Barcelona durante 83 años. Los carolingios (provenientes de la actual Francia) comandados por Ludovico Pío reconquistan la ciudad para el cristianismo en el año 801, y a partir de ahí se sucede una larga cadena de condes barceloneses obedientes al gobierno de los francos (herederos de los carolingios).
En el año 985 los francos se niegan a socorrer a la ciudad, que estaba siendo atacada por el ejército árabe de Almanzor, y como respuesta la ciudad decide independizarse y con ella toda la región inmediatamente circundante, lo que aproximadamente equivale al actual área metropolitana de Barcelona. El conde Borrell II y su hijo Ramón Borrell gobiernan ya de facto como soberanos independientes de un minúsculo territorio que no es Cataluña, sino el condado de Barcelona.

El territorio de Barcelona o país barcelonés comienza a ser conocido como el condado de Barcelona. Un territorio que se autogobernó de manera independiente mucho antes que otros territorios catalanes . No existió un reino de Cataluña como muchas veces se ha pretendido desde el independentismo, sino un gran condado de Barcelona que brilló con luz propia (aunque esto se intente ocultar en la educación impuesta por la Generalitat). La realidad es tozuda, y esto es fácilmente demostrable, pues mientras es muy sencillo encontrar cientos de mapas antiguos en los que aparece el condado de Barcelona (con su bandera), es imposible encontrar un mapa antiguo que contenga la denominación “Reino de Cataluña”.
La vinculación de Barcelona con la península sigue haciéndose evidente en los siglos sucesivos, y es protagonista fundamental en la creación de la Corona de Aragón y después de la unificación de España. Un ejemplo irrefutable de que Barcelona ha estado desde el primer momento unida al resto de España es que fue precisamente en Barcelona donde Colón se encontró con los Reyes Católicos a su regreso del primer viaje a América. Todavía se conserva en la catedral de Barcelona una lápida conmemorativa de los primeros indígenas americanos bautizados al cristianismo del año 1493.
Todo esto como hemos visto es mucho anterior al año 1714, la fecha fetiche utilizada por el independentismo catalán para enfrentar a Barcelona con el resto de España.
El independentismo y Cataluña en general siempre han tratado utilizar el buen nombre de Barcelona en su provecho, tergiversando la historia o con hechos como nombrar al aeropuerto de Reus como “Aeropuerto Barcelona Sur” a pesar de que está a 106 km de la ciudad, o denominando al proyecto de casinos de Tarragona como “Barcelona World” cuando en realidad hubieran estado a 110 km de Barcelona.
La ciudad de tanto en tanto se ve totalmente colapsada por manifestaciones independentistas creadas con cientos de autobuses venidos desde Cataluña a la ciudad. Urge consultar a la ciudadanía barcelonesa si quiere seguir bajo el gobierno de la Generalitat o superar el marco municipal y convertirse en una comunidad autónoma que administre sus propios recursos.
Recientemente una mayoría de concejales se ha negado a que Barcelona se una a la Asociación de Municipios por la Independencia. Es momento de dar un paso más en la historia y que Barcelona recupere su autonomía alejada de las aventuras separatistas.